C.S. Lewis: Una conversión con forma de obra de teatro
Los planteamientos cientifistas por los que el escritor
accedió al cristianismo
C. S. Lewis es uno de los escritores del siglo XX que con
más ingenio transmitió la existencia de Dios a las personas ateas. No la
existencia de un dios en general, sino de este-Dios-en-concreto, a quien
conocemos porque quiso revelarse a su pueblo.
El escritor británico se convirtió al cristianismo, pero no
llegó a incorporarse a la Iglesia de Roma. Tras acoger la fe cristiana, se
incorporó a la Iglesia de Inglaterra.
No quería dar consejos a los cristianos sobre cuál de las
confesiones cristianas era la más acertada. De hecho, las citaba siempre en
orden alfabético. “Esas aguas son demasiado profundas para mí, necesito más ser
ayudado que ayudar”, dijo en una intervención radiofónica.
Lewis se convirtió desde planteamientos cientificistas. La
exposición que hace el prolífico escritor del cientifismo toma la forma de una
obra teatral:
En el primer acto, por cierto, bastante austero, no hay
nada, el vacío.
En el segundo, por una larga cadena de casualidades de la
materia en movimiento, surge un fermento diminuto de la vida. Después, también
por casualidad,la vida se hace más compleja, hay vegetales, animales
vertebrados.
En el tercero, un ser encorvado, no muy atractivo, tiembla,
está lleno de miedo y soledad y es poco prometedor.
En el cuarto, ese ser se ha erguido y puede utilizar las
manos, coge objetos y descubre la propiedad y el hurto, ha salido de las
cavernas y ha aprendido a dominar la naturaleza. Inventa el control de la
natalidad, el psicoanálisis y el comunismo (sic.) con el fin de conservar
aquellos privilegios del azar y de distraer la tristeza y el miedo.
Bien, en este punto dejamos la parábola pues es suficiente
para continuar (Lewis sigue hasta un nuevo repliegue de la materia).
Nuestro autor se pregunta ¿por qué me piden que base mis
creencias en la razón, si esta no tiene un fundamento en una razón mayor que la
mía (habla de Razón Universal), sino que su base es la casualidad, el azar?
Constata rápidamente la contradicción racionalista: me piden
que acepte lo que me dice la razón y que la rechace al mismo tiempo, por ser su
testimonio una casualidad. Si el universo entero no tiene sentido y no hay una
Inteligencia previa, no puedo haber llegado nunca hasta aquí en mi razonamiento
porque yo formo parte del universo y, por tanto, mi razón no tiene sentido.
2. C.S. Lewis o cómo un escritor debe su estilo al contenido
que trata
“Si escribo sobre el cielo, cada frase ha de tener aroma a
Cielo”, escribió el autor de Crónicas de Narnia
C.S. Lewis, el autor de Crónicas de Narnia, aceptó la fe
cristiana sólo por asentimiento intelectual en un momento inicial, pero después
experimentó un cambio más profundo y emprendió una intensa tarea de transmitir
el Evangelio, intentando llegar al mayor número posible de personas.
Cambió su estilo de escritura mediante el uso de un lenguaje
más asequible para la mayoría. Pero según explicaba, tenía un cierto límite,
pues cada estilo siempre lleva un determinado contenido. Forma y fondo son
inseparables. “Si escribo sobre el Cielo, cada frase ha de tener aroma a
Cielo”.
Un buen ejemplo de las construcciones del escritor británico
es la argumentación sobre la existencia de Dios y la esperanza del Cielo. Si
nos planteamos que Dios existe y podemos ir al Cielo, es porque realmente
existe y tenemos esa posibilidad, si no fuera así, no tendría sentido siquiera
su planteamiento.
Dicho de otra forma: si hay un debate entre ateos y
cristianos sobre la existencia de Dios, es porque Dios existe, si no, ni habría
ateos, ni cristianos … y mucho menos objeto del debate.
Este argumento se recoge en diversas obras del escritor con
pequeñas variaciones. En la recopilación de intervenciones radiofónicas de
Lewis en la BBC que se publicó con el título Mero cristianismo (1942-1944),
indica que si “un bebé tiene hambre es porque existe la comida. Un patito
quiere nadar, existe una cosa que es el agua. Si yo descubro en mí un deseo que
ninguna experiencia de este mundo puede satisfacer, la explicación más probable
es que yo no pertenezca a este mundo.”
Después de acoger la fe cristiana, algunos biógrafos del
escritor británico explican que todo le pasó a ir muy bien, que escribía sin
esfuerzo, que todas las cosas le eran … propicias. Sin embargo, el autor no
expresa lo mismo.
En su relato autobiográfico Una pena en observación, llevada al cine por Richard Attemborough y
estrenada en España como Tierras de Penumbra(Shadowlands, 1993), relata el
dolor que padeció debido a una larga enfermedad de su esposa, Joy Davidman, una
poetisa estadounidense. A partir del fallecimiento de su mujer, la salud de
Lewis fue mermando de forma intensa y progresiva, hasta su muerte.
En la persona del escritor destaca, además del celo por la
transmisión del Evangelio, un carácter misericordioso con la persona con quien
discrepaba. En los trabajos literarios y debates públicos Lewis no era beligerante,
sino compasivo y paciente.
Decía, con una de sus personales metáforas, “cuando hayas
llegado a tu propia habitación, sé bondadoso con los que han escogido puertas
diferentes y con los que todavía están en el vestíbulo. Si están en un error, necesitan
en mayor grado tus oraciones; y si son tus enemigos, entonces se te ha ordenado
rezar por ellos. Es una de las reglas comunes a toda la casa”. Resulta claro
que, de esa casa, C.S. Lewis fue un buen huésped.
3. La parábola del niño que conocía el mundo sólo a través
de dibujos
El cuento con el que C.S. Lewis explica la dificultad del
hombre para conocer a Dios
Es difícil que Lewis retrocediera en su obra para
reescribirla después del cambio que supuso en su vida su conversión al
cristianismo. Esto lo hizo con una parábola destinada a explicar las
dificultades que tenemos los hombres para conocer las verdades de Dios. La
explicaba de la siguiente forma:
Una mujer, embarazada, es puesta en prisión. La mujer da a
luz durante su pena. El niño va creciendo. En la celda no hay más que una
pequeña ventana, pero está muy elevada para el niño.
La mujer había sido una artista y le han permitido tener una
caja de lápices y un cuaderno. La mujer va dibujando las cosas que ve por la
ventana, para mostrarlas al pequeño.
Cuando el niño sale al mundo exterior, tiene una gran
sorpresa: las figuras no tienen un contorno dibujado, las montañas no siguen
las reglas de perspectiva del dibujo, sino que tienen otra dimensión, la
profundidad, y el agua de los lagos no es el blanco del papel, sino que se
siente deslumbrado por el brillo de la luz del sol reflejado en su superficie.
Para conocer las verdades de Dios, los seres humanos tenemos
dificultades y carencias análogas a las del pequeño que sale de la prisión.
Conocemos la Revelación, lo que Dios ha creado, sus obras, pero carecemos del
contacto directo con las verdades divinas y de la visión de Dios.